En el barrio
de Barranco Grande, en unos de los márgenes de la antigua Carretera General del
Sur – El Rosario, enclavado en el Distrito Suroeste del Municipio de Santa Cruz
de Tenerife, se encuentra el Molino de
Barranco Grande. Esta edificación forma parte, junto con los molinos de
Cuevas Blancas y Llano de Moro, de un referente en nuestra historia más reciente.
En las Islas Canarias, la historia de los Molinos va intrínsicamente ligada a
la del Gofio, producto que mucho hambre mató en esta Tierra, en época de la
postguerra, y un legado que nos llega desde nuestros antepasados aborígenes.
La
restauración ha levantado mucha polémica, ya que no se ha respetado la
configuración original, se ha cercenado su diámetro y se ha rodeado de una
plaza de hormigón, en lugar de revestirla de piedras, para respetar el entorno
y su antigua configuración. También se ha incluido un armazón de hierro en el
interior para sustentar las aspas y la maquinaria, lo que no permite tener una
idea clara de como era originariamente.
El molino en
su construcción original contaba con tres plantas y una altura de diez metros; tenía
una puerta de acceso en la planta primera y otra en la planta baja, llamada
Cabuco. Esta planta servía de almacén del grano, se guardaba el gofio y, en
ocasiones, era el dormitorio del molinero. A las plantas superiores se accedía
por una escalera perimetral, a modo de caracol: en la planta primera se
trabajaba limpiando el grano y se guardaban los útiles de la molienda; la
segunda planta albergaba la maquinaria.
En la isla de Tenerife podemos ver molinos de forma circular, con una techumbre de madera en forma de cono. Por un lado sale el eje de las aspas y por el otro el timón, que sirve para orientar las aspas en diferentes direcciones, según sople el viento. Dichas aspas estaban forradas de tela para impulsarlas. Cuando el grano, que podía ser millo, trigo, cebada o garbanzos, ya estaba tostado, se procedía a molerlo en las piedras hasta conseguir el gofio.
En la isla de Tenerife podemos ver molinos de forma circular, con una techumbre de madera en forma de cono. Por un lado sale el eje de las aspas y por el otro el timón, que sirve para orientar las aspas en diferentes direcciones, según sople el viento. Dichas aspas estaban forradas de tela para impulsarlas. Cuando el grano, que podía ser millo, trigo, cebada o garbanzos, ya estaba tostado, se procedía a molerlo en las piedras hasta conseguir el gofio.
Aunque ha
sido declarado Sitio Histórico, con la categoría añadida de Bien de Interés
Cultural (B.I.C.), las obras no convencen a los colectivos vecinales y no
colman las expectativas de las asociaciones de vecinos, las cuales van a pedir
que se restablezca a su forma original, lo que se nos antoja harto difícil, por
carecer de los materiales originales, ya que muchos de ellos se quemaron (y lo
que se pudo salvar está en el interior del molino, inservible ).
La
corporación municipal ha perdido la oportunidad de hacer una restauración
completa, eficaz, original y "creíble ", en lugar del híbrido (materiales
actuales mezclados con la estructura antigua) que ha resultado la obra.
El Molino de
Cuevas Blancas se encuentra cerca de la rotonda que une la carretera general de
sur con el barrio de Cuevas Blancas. Su estructura está bien cuidada, pero las
aspas necesitan restauración. Para acceder a el hay que pedir permiso en las
empresas colindantes.
Nuestra
identidad se sigue perdiendo ante el abandono de las instituciones: crisis
económica, falta de interés y dejadez.
SANTA CRUZ DE TENERIFE A 26 DE MAYO
DE 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario